martes, 6 de abril de 2010

LOS MOMENTOS DE MI VIAJE (II)

Por fin atravesamos el puente estrecho que hay en la salida de Huércal Overa y una alegría, ya que hay un pequeño riachuelo que ha crecido por el agua de las lluvias, donde desde hace años todo estaba seco, incluyendo la vegetación.
Comienzan las curvas... Una, dos, tres... Pronto llega la incorporación a la autovía. Menos mal. Vamos a amenizarlo con un poco de música. Vera, el mar azul, tranquilo, uno de esos días para disfrutar de ese azul intenso que parece que se funde con el cielo. Pero nuestro objetivo no es este pueblo. Carretera y manta hacia Garrucha y Mojácar. ¡Ah, nos faltan unas patatas! Todo surge en nuestro camino, hoy no puede salir nada mal: una tienda abierta y, por fin, nuestras patatas. De nuevo, continuamos nuestro viaje. El TomTom, como siempre, nos pierde, y es que no lo hemos actualizado, pero ahí está el Garmin de Jordi que, a pesar de ser barato, siempre nos saca de los apuros. Mojácar, mar y playa, inmensidad. El conductor parece ser que se quiere quedar allí. Mirad, mirad, si es que nos podemos parar en este mismo momento; aquí no hay casi nadie. Pero nosotros, necios, tenemos un objetivo, y hay que cumplirlo, por lo que hacemos oídos sordos y decidimos continuar el camino. Bueno, un resalto, otro, y así hasta cincuenta o más. No dirán que hemos corrido... ¡cómo vamos a correr! La lenta velocidad nos permite ir disfrutando de este blanco pueblo de Almería que, a pesar de ser semana santa, no tiene muchos visitantes, y es que la crisis se siente en los bolsillos.

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